¿Podía hacerlo o cometió un “crimen” imperdonable? Kolinda Grabar-Kitarović se robó todas las miradas durante la final del Mundial de Rusia 2018 y después de ella. La presidenta de Croacia, totalmente desprejuiciada, rompió protocolos, lució espléndida y confiada, se calzó la camiseta croata y hasta besó la Copa del Mundo.
Kolinda disfrutó más que nadie de este momento histórico, se dio el lujo de abrazar a cada uno de los protagonistas de la final bajo un diluvio en Moscú y cuando el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, pasó con el trofeo por delante suyo, se abalanzó sobre éste y lo besó.
Para todos aquellos que “casi mueren infartados” al ver lo que hizo, vale esta advertencia: no solo los campeones del mundo pueden tocar la Copa… también lo tienen permitido por el reglamento de la FIFA los jefes de Estado./Diario Uno