La ya de por sí compleja situación procesal de Miguel “Miguelón” Figueroa, considerado uno de los caos narcos más poderosos de Tucumán y sindicado como autor de varios homicidios, no para complicarse con el correr de las horas, luego que se conociera una publicación en la red social Instagram que destila amenazas contra los fiscales y los testigos que debían actuar en el inminente juicio en su contra por dos de los asesinatos que se le atribuyen.
La difusión de ese posteo derivó entre otras cosas en una requisa realizada el miércoles en el penal de Villa Urquiza, en la que secuestraron elementos que podrían haber sido utilizados para realizar las amenazas contra testigos y los fiscales.
El dato surgió cuando fuentes judiciales confirmaron que el primero de los dos juicios que debe afrontar se iniciará la semana que viene, aunque no trascendió el día. El Colegio de Jueces, en cualquier momento, anunciará el rechazo al pedido de suspensión que realizó el Ministerio Público Fiscal.
El martes, una mujer se presentó en tribunales para denunciar que Figueroa la estaba intimidando para que no se presente a exponer en su contra en el proceso oral por un doble homicidio que debía arrancar el lunes 5. La testigo, cuya identidad se mantiene en reserva, presentó una captura de pantalla del supuesto Instagram de “Miguelón”.
En ese posteo profirió amenazas con los de “la porotiada” (con el tiempo se descubriría que se trataba de “La Porota”, pariente de las víctima y de varios de los testigos) y los fiscales Carlos Sale -está al frente del expediente del doble homicidio- e Iganacio López Bustos -investigó un tercer crimen-.
Tal como lo prescribe la ley, la fiscal Regional de feria Estela Giffoniello envió un oficio al Servicio Penitenciario para notificar que Figueroa sería investigado por amenazas. Los responsables de la cárcel decidieron requisar la celda 15 de la Unidad 10 del penal de Villa Urquiza, donde está alojado el sospechoso.
Fuentes del penal confirmaron que en el calabozo se hallaron tres chips y tres tarjetas de memoria. Además, en la ducha que está a la par de ese lugar de confinamiento, se dieron con una balanza de precisión, que sería utilizada para pesar y fraccionar droga, que habría sido revconocida por Figueroa como de su propiedad.
Según las normas vigentes, un interno puede contar con un teléfono, pero tiene horarios para utilizarlo. El aparato, en el que queda identificado el número de línea, modelo e IMEI, está en poder del personal del Servicio Penitenciario. Disponer de los elementos que le encontraron al sospechoso es considerado como una falta grave.
“Serán analizados por los peritos del Equipo Científico de Investigación Fiscal. Allí no sólo se podrán confirmar o descartar que haya sido el autor de las amenazas, sino que además saber a quién y porqué llamaba. Creemos que lo pudo haber tenido para continuar con sus actividades ilícitas desde el penal”, señaló una fuente.
Además, de “Miguelón”, Giffoniello inició una investigación en contra del ministro Eugenio Agüero Gamboa y el director del Servicio Penitenciario Antonio Quinteros un día después de que se produjera el hallazgo, bajo la sospecha de que podrían haber incumplido sus obligaciones de funcionario público al no haber evitado que estos elementos lleguen a la mano del acusado.
Los allegados a Figueroa desmintieron categóricamente que el detenido haya realizado ese acto intimidatorio. “Él no tiene Instagram y no le gustan las redes sociales. Le inventaron cinco perfiles de Facebook ‘truchos’. Tenía celular, pero lo usaba como los otros presos, es decir, bajo vigilancia”, aseguró Marcela Díaz, la pareja legal del hombre que afrontará tres acusaciones por homicidio en poco más de un mes.
Pese a que la mujer niega que Figueroa haya gozado de privilegios, hay antecedentes como el de diciembre de 2022, cuando aún antes de que fuera enviado al penal de Villa Urquiza, se viralizó una foto del reo en la seccional 1°, donde pese a la grave crisis carcelaria que impera en las dependencias policiales, él se retrató junto a un solo preso y con lo que se cree, era un cigarrillo de marihuana en sus manos.
Fuente: Contexto