Presos por cultivo de Cannabis
Leandro Bringas, un joven de 23 años, pasó 79 días preso en condiciones inhumanas por cultivar cannabis medicinal. Lo que más extrañó fue comer en una mesa con su familia, pues en su celda de nueve metros por tres, que compartía con 27 detenidos, comía en el piso y dormía en un colchón estrecho. Le atormentaba no saber nada de su madre, Eugenia, detenida a pocos metros de él, y que lo consideraran un delincuente por cultivar cannabis.
Leandro relata que su angustia mayor fue la imposición de la etiqueta de criminal. Tras recuperar su libertad, reflexiona sobre el daño psicológico sufrido y su nueva lucha para sobrellevar esta experiencia traumática.
El 6 de marzo, Leandro escuchaba música en su casa cuando la policía irrumpió violentamente buscando un desarmadero de motos. A pesar de que la cantidad de plantas de cannabis encontradas no excedía el límite legal y no había evidencia de tráfico de drogas, la policía procedió con un allanamiento extendido hasta la madrugada. Durante el operativo, Leandro y su madre fueron detenidos, a pesar de que él asumió la responsabilidad de las plantas y explicó que su madre no tenía nada que ver.

En la cárcel, Leandro tuvo que adaptarse a condiciones primitivas y hostiles. La falta de espacio, comida y la constante incertidumbre afectaron su salud física y mental. Desarrolló una fuerte fe cristiana para sobrellevar los ataques de pánico y la ansiedad, y encontró refugio en los libros.
Eugenia cree que su detención fue una estrategia para que Leandro se culpara. Denuncia la falta de conocimiento y capacitación de la policía sobre el cultivo legal de cannabis. La implementación de la ley de narcomenudeo en la provincia ha llevado a detenciones injustificadas como la de ellos, señala su abogado Patricio Char.
Leandro agradece a sus abogados y a las asociaciones que lo apoyaron. Aunque ahora es libre, debe reportarse quincenalmente y no puede salir de la provincia. Este episodio le ha dejado preguntas sin respuesta y un temor persistente de volver a cultivar. Eugenia también comparte su indignación y describe la situación como una cacería de brujas contra los cultivadores de cannabis.
Por: Candelaria Lamagna