Patricia (29 años) y Javier (34) prefirieron no dar más datos personales, pero, en cambio, compartieron la historia de la que son coprotagonistas esenciales. Una historia que, por ahora, es única en Tucumán, pero se espera que cambie pronto: son los papás de dos gemelas (que nacerán -se calcula- en febrero y se llamarán Nicol y Nilufer, como eligieron sus hermanos mayores) que salvaron su vida en la Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes. Claro que las gemelas no salvaron su vida solas: dos maestros (por capacidad y porque cada intervención es un acto de magisterio), Mario Palermo, director del Departamento de Tocoginecología de la Facultad de Medicina de la UBA y Savino Gil Pugliese, especializado en Inglaterra en Medicina Fetal, vinieron para ello y condujeron a los miembros de la Unidad de Medicina Fetal, que está a cargo de María José García Vega.
Aunque las gemelas tienen cada uno su propia “bolsa”, comparten la placenta, y lo que pasaba se conoce como síndrome de transfusión feto-fetal; consiste en un flujo descompensado de sangre desde uno de los gemelos hacia el otro. En una por exceso y en la otra por carencia, era peligroso para las dos.
Por suerte, Patricia y Javier no se saltearon ni un control del embarazo y sabían que había una probabilidad de que sucediera lo que sucedió (“en la Argentina unos 800 embarazos gemelares pueden sufrir complicaciones de este tipo”, destacó Palermo). “El diagnóstico temprano es fundamental -explicó García Vega-. porque cuando se llega tarde no hay nada más que se pueda hacer”.
“No me perdí las ecografías ni un solo jueves; y en la segunda supimos que podía complicarse; y que si eso pasaba, las perdía a las dos, como le pasó a mi mamá”, contó Patricia, mientras se recuperaba en terapia intermedia. “Pero también supimos -contó Javier, a su lado, con una cruza de alivio y cansancio reflejada en el rostro- que si se complicaba teníamos disponibles todas las posibilidades existentes para tratar de salvarlas”.
El procedimiento
Sí, tratar de salvarlas; porque lo que se hizo, llamado fotocoagulación con láser es una alternativa -hoy viable en Tucumán- para cuando no quedan otras, advirtió Gil Pugliese.
La “eco” de este jueves había encendido la luz de alerta en Wilson Ravenau, ginecólogo de la Unidad de Medicina Fetal que llevaba adelante los controles de Patricia: se había complicado. Y había poco tiempo. Con urgencia la Maternidad se comunicó con Palermo y con Gil Pugliese, que llegaron el viernes a la noche. Ayer, temprano a la mañana, Patricia fue con ellos al quirófano.
Como la Provincia lleva ya un año armando la Red Regional de Medicina Fetal, el fetoscopio (como el endosocopio, pero de 3 mm) y el láser estaban disponibles. Así, una pequeña incisión en el abdomen (y en el útero, y en una de las bolsas) permitió llegar hasta la placenta y coagular las arterias que “sobrealimentaban” (por decir en sencillo lo complejo) a una de las gemelas y “descuidaban” a la otra, y equilibrar el flujo de sangre.
Presente y futuro
Al mediodía, “Pato” y Javier habían cambiado miedo por serenidad; y el equipo (del que los dos “extranjeros” forman parte oficialmente) estaba exultante. Es el primer paso de un camino único: de todo el país, sólo en Tucumán se puede acceder a procedimientos como este en un hospital público.
Para el año que viene, no sólo lanzarán con la UNT una Diplomatura en Medicina Materno Fetal, sino que esperan sumar la atención de otro tipo de patologías fetales, como la hernia diafragmática, un orificio que permite el paso de las vísceras abdominales a la cavidad torácica, lo que impide el normal desarrollo del pulmón en el feto.
Fuente: La Gaceta