Telefe Noticias accedió al texto completo del posteo en Facebook de Ayelén Villalba, hija de Ricardo Villalba, ex titular del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla) procesado y embargado la semana pasada por el juez Casanello, acusado de desproteger los glaciares de la cuenca del río Jáchal, en San Juan, y permitir los derrames de cianuro de la mina Veladero del 12 y 13 de septiembre de 2015 y el 8 de septiembre de este año.
Este es mi papá.
Nunca tuve facebook, nunca he sentido la necesidad de tenerlo, quizás en eso me parezco a mi papá, Ricardo Villalba. Pero ahora siento la necesidad de contarles quién es Ricardo. No porque sea necesario defenderlo, eso no hace falta, sino porque quiero expresarme.
Para los que no saben mi papá es Investigador del CONICET y fue director del IANIGLA (Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales) durante algunos años. Fue uno de los principales actores en la promulgación de la Ley Nacional de Glaciares, cuyo objetivo es preservar el recurso hídrico de la Región Andina de nuestro país. Actualmente se encuentra procesado y tiene todos sus bienes embargos por el juez Casanello dentro de la causa Nro. 16156/16 presentada por los abogados de la Asamblea “Jáchal no se toca” de la ciudad de Jáchal, San Juan. Como se expone en una nota de apoyo a Ricardo, es sumamente injusto que deba enfrentar esta situación en la que se encuentra expuesto por el hecho de haber cumplido con su trabajo como Director de una Unidad Ejecutora de CONICET. Existen muchas notas de índole técnica donde se explica que la metodología propuesta por el IANIGLA para la confección del Inventario Nacional de Glaciares es aceptada y utilizada a nivel mundial, ya que sigue los lineamientos científicos internacionales. Además, Ricardo ha desarrollado una carrera de investigación muy prolífera y es un defensor incansable del recurso hídrico de nuestra región.
Más allá de todo esto lo que yo quiero es contarles quien es mi papá como persona.
Ricardo nació en San Rafael, cuando terminó la escuela secundaria se fue a Santiago del Estero para estudiar Ingeniería Forestal, carrera que terminó de estudiar en la ciudad de La Plata. Siempre trabajó para pagarse sus estudios… en una florería, en un carrito panchero y en vaya a saber que más que nunca me contó. A los 23 o 24 años empezó a trabajar en CONICET. Un par de años después fue a especializarse en Colombia, donde se enamoraron con mi mamá, Cristina. Al poco tiempo de regresar a Mendoza se casaron y tuvieron su primer hijo, Tromen… sí, mi hermano se llama Tromen. ¡Adivinen quien le eligió ese nombre! ¡Ricardo! Siendo esta una demostración del amor que siente mi papá por la zona donde realiza sus investigaciones. Luego vine yo, Ayelén. Cuando cumplí cinco años nos fuimos por primera vez a Estados Unidos, acá la cosa no estaba fácil para los integrantes del CONICET, y papá obtuvo una beca para doctorarse en Colorado. No es sencillo trasladar a toda una familia tan lejos, pero con el empuje y el valor inmenso de mi mamá todo se puede. Empecé la escuela primaria allá. No era muy cómodo que viviéramos de una beca doctoral lo cuatro, por lo que mi mamá empezó a trabajar de maestra en una escuela primaria, experiencia que resultó maravillosa e inolvidable para ella. Luego de tres años Ricardo se doctoró y regresamos a la Argentina, donde permanecimos dos años. Luego de dos años nos volvimos a Estados Unidos, esta vez a Nueva York con una beca de posdoctorado. Se imaginan que todos estos traslados no son sencillos para una familia, pero el amor de mi papá por su profesión ya era muy evidente e imparable. Trascurridos dos años regresamos, aun cuando existía la posibilidad de que nos quedáramos allá mi papá decidió que quería trabajar para su país y que nos íbamos a volver. A partir de este momento se instala en el IANIGLA y hasta la actualidad realiza su trabajo de investigación en esta institución.
Voy a destacar algunas anécdotas o recuerdos que creo muestran a mi papá tal cual es:
-Su inmensa preocupación por el cuidado del medio ambiente lo lleva a hacer cosas como llevar a la modista las camisas, que tienen entre 10 y 20 años, para que le de vuelta el cuello y así poder seguir utilizándolas; ir a trabajar en bicicleta, recuerden que ya tiene más de 60 años, porque además de ser saludable disminuye nuestra huella de carbono; criticar absolutamente todas las compras que hacemos con mi mamá, porque son innecesarias… según él; luchar incansablemente para que no le pavimente la cuneta, aunque esto no lo logró… a la gente en general le gusta el cemento.
-No le interesa el dinero. No sabe ni cuánto dinero gana por mes, mamá es la administradora. Es más, durante muchos años no tuvo tarjeta de débito por lo cual no podía extraer dinero por sus propios medios, ajajajjajaj. Por suerte no tiene face, por lo tanto no leerá que hago públicas estas cosas…
-No tiene celular. ¡Si! Aunque no lo crean. Cuando le pregunto por qué me dice “para qué si yo siempre estoy en el trabajo y cuando no estoy ahí estoy de viaje por trabajo, me escriben un mail y listo”. Y la verdad que con una jornada de trabajo de 9:00 a 21:00 horas de lunes a sábado, es difícil no encontrarlo.
-Los domingos, que son sus únicos días libres, se dedica a arreglar el jardín de su casa o se va a andar en kayak al Dique Potrerillos, yo diría que estas son las únicas dos actividades que disfruta fuera de su trabajo. ¡Que extravagante!
-Ha formado a muchas personas a lo largo de su carrera. Es tanto el amor que tiene por sus becarios que en algunos casos, de adolescente, hasta me ponía un poco celosa, jajajaj.
-Va a cuanto congreso, seminario o ponencia lo inviten, no importa cuál sea la jerarquía del evento, siempre es una buena oportunidad para compartir, intercambiar, concientizar, etc.
-Finalmente, puede no saber exactamente cuántos años tenemos Tromen o yo, no saber a qué grado íbamos en la primaria, entre otros detallitos, pero nunca va a olvidar o evadir un compromiso personal o laboral.
Quizás esto se explica porque para él su trabajo no es un trabajo, es lo que más le gusta hacer. ¡Sí! Es bastante particular.
Creo que estas pequeñas anécdotas lo pintan de cuerpo entero. Muestran a mi papá, Ricardo Villalba, tal cual es. No me hace falta exponer juicios personales sobre su persona.
Gracias papá por ser quien sos y por haberme criado como lo hiciste. Sólo deseo que nuestro país nos trate con verdadera justicia, a vos y a todos. Aye.