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jueves, diciembre 26, 2024
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A 52 años del cierre de los ingenios azucareros de Tucumán

El golpe

El 28 de Junio de 1966 daba inicio a lo que se conocería como la “Revolución Argentina” encabezada por el General Juan Carlos Onganía. El Onganiato surge como respuesta al empate hegemónico, producto de la crisis burguesa, por lo que la dictadura adoptó un modelo de carácter bonapartista con base en el aún influyente partido militar y con un gran apoyo de los sectores dominantes y del capital financiero más concentrado. El golpe trajo consigo la disolución de los partidos políticos, intervención de universidades y la remoción de jueces y gobernadores, entre ellos el de Tucumán.

En el plano económico el gobierno abrió un abanico de medidas con el fin de dar un salto cualitativo y tratar de “insertar” a Argentina en el mundo, para esto comenzó a diezmar el aparato estatal y público, aumento de tarifas, disminución de la protección aduanera, en beneficio del capital concentrando, privilegiando a las grandes empresas.

Entre escombros y cañas

En el afán de racionalizar y modernizar el Estado lanzó lo que se conocería como el Operativo Tucumán que golpeó fuertemente la industria azucarera de Tucumán, provocando la intervención y el posterior cierre de 11 de los 14 ingenios intervenidos, entre ellos los ingenios de Bella Vista, Esperanza, La Florida, Lastenia, Nueva Baviera, La Trinidad y Santa Lucía.

El operativo consistió en un programa de reestructuración agro industrial con el objetivo de atraer capitales nacionales y extranjeros para la instalación de modernas industrias, que ocuparían la mano de obra despedida de los ingenios. Sin embargo, esta respuesta estuvo lejos de cubrir los cupos de desocupación que había dejado los cierres de los ingenios.

Militares visitando las instalaciones de los ingenios

“Si los problemas de la provincia no se resuelven, Tucumán tendrá que ser dividida en dos partes: una se la daremos al Norte, para que los industriales de Salta y Jujuy cuiden de ella; y a los otros 500.000 habitantes, que se los lleve Buenos Aires: total, ya está acostumbrado a acumular escombros en sus villas miseria”, la frase pronunciada por el ex gobernador Lázaro Barbieri, sonaría como una profecía autocumplida ya que con el Operativo Tucumán se cerraron 11 ingenios produciendo la pérdida de alrededor de 50.000 mil puestos de trabajo, entre trabajadores de la industria y el campo, aumentando así la desocupación. 200 mil tucumanos, es decir un cuarto de la población de ese entonces tuvieron que migrar hacia grandes aglomeraciones urbanas, la mayoría de ellos se instalaron en villa miserias del gran Buenos Aires.

Conjuntamente se favoreció el monopolio de los industriales del norte, quienes impulsaron el cierre de los ingenios tucumanos con el propósito de redistribuirse los cupos de producción. Entre los industriales del norte encontramos a Fernando Prat Gay (Abuelo del ex ministro de finanzas Adolfo Prat Gay), Carlos Blaquier, Ambrosio Nogues, el cual poseía vínculos con Patrón Costas del ingenio El tabacal en Salta. Estas patronales van a ser las que más adelante promuevan el Operativo Independencia, facilitando no sólo listas de trabajadores, comisiones internas para la represión, sino que también prestarán sus ingenios para que funcionen como centros clandestinos de tortura y detención.

La espada de Damocles (Tucumán arde), respuesta obrera

A pesar de la desarticulación de la clase obrera producto de los despidos y migraciones, sumado a la dirigencia sindical (FOTIA) que solo se limitó a discutir algunos puntos de la ley 16.926, esta no se quedó quieta, las bases obreras ya no solo del sector azucarero, sino también docentes, estatales y los pueblos que se vieron afectados por el cierre de los ingenios comenzaron a articular planes de luchas como los paros llevados a cabo en octubre y el paro nacional de diciembre.

Distintas puebladas como las de Bella Vista, Santa Lucia, Los Ralos, protagonizaran fuertes enfrentamientos con las fuerzas represivas del régimen. Va a ser durante la represión a la pueblada de Santa Lucía donde caerá asesinada Hilda Guerrero de Molina, ella como otras muchas mujeres formaban parte de la organización de los familiares afectados por el cierre de los ingenios.

El proletariado irá tensando sus músculos al calor del enfrentamiento con el Gobierno de Onganía durante los conflictivos años 60 que empalmará con el posterior ascenso obrero abierto con el Cordobazo y que en los 70 desafío al pacto social impuesto por Perón.

Onganía en uno de sus discursos pronunció que: “La espada de la revolución se desencadenaría sobre Tucumán, para transformarlo de manera revolucionaria”. Pero no fue la espada proveniente de la burguesía la que transformó a Tucumán de una manera revolucionaria, sino la del movimiento obrero a través de su heroica resistencia a la “Revolución Argentina”.

Hoy es necesario volver a retomar la rica tradición de la clase obrera tucumana frente a la flexibilización laboral, la reducción del Estado y los despidos, para enfrentar a quienes siempre quieren descargar los costos de la crisis en la espalda del pueblo trabajador.

Fuente: La Izquierda Diario

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