Diego Maradona no murió de forma repentina. Así lo revelaron este jueves los peritos forenses en la sexta audiencia del juicio contra los siete profesionales de la salud imputados. Según la autopsia, Maradona agonizó al menos 12 horas antes de fallecer, con un cuadro progresivo de deterioro físico que pudo haberse tratado si recibía atención médica adecuada.
El análisis, realizado el 25 de noviembre de 2020, determinó que la causa del fallecimiento fue un “edema agudo de pulmón secundario a insuficiencia cardíaca congestiva reagudizada y miocardiopatía dilatada”. Durante su testimonio, el perito Carlos Cassinelli describió órganos con retención de líquidos y un corazón que pesaba el doble de lo normal, con paredes repletas de grasa.
Uno de los puntos más impactantes fue el detalle sobre la larga agonía previa a la muerte, respaldada por signos como coágulos específicos en el corazón. Según los forenses, esos coágulos se forman solo cuando hay un proceso agónico prolongado. Además, estimaron que la muerte pudo haber ocurrido entre las 9 y las 12 del mediodía, aunque recién fue constatada oficialmente por la tarde.
Los médicos subrayaron que el cuadro clínico de Maradona —con cirrosis, miocarditis y riñones enfermos— no era compatible con una internación domiciliaria. “No era un paciente para estar en un domicilio. Para tratarlo, habría que internarlo”, afirmaron. La falta de controles y atención profesional podrían haber sido determinantes en su desenlace.