Conmovedora historia en la ruta 307

El comisario Ángel Benjamín Rodrigo, se convirtió en partero en una accidentada noche en los Valles de nuestra provincia.

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El pasado domingo, cuando el Comisario Ángel Benjamín Rodrigo se disponía a regresar de los Valles a la Ciudad, vivió uno de esos momentos que marcan a fuego la vida de cualquier ser humano, situaciones que despiertan todos nuestros sentimientos y provocan gestos de bondad que no pueden ser mesurados ni comparados de ninguna manera.

En una nota exclusiva con VENTANA DEL NORTE, nos relató las vicisitudes con las que se enfrentó y las cuales hoy, le hacen merecer el mote del “Comisario partero”, tal como firmó el mensaje de WhatsApp que se ha vuelto viral en las últimas horas.

Piyiyo, como es conocido por su círculo más cercano, relató que volvía de los Valles, hacia la Banda del Río Salí con su familia, y alrededor de las 22.00 Hs, comenzó a sufrir desperfectos mecánicos en su vehículo, puntualmente en la bomba hidráulica, lo que lo obligó a detenerse. A partir de aquí se desencadenarían una serie de sucesos que darían un giro rotundo a su vida.

Imagen relacionadaRUTA 307 camino hacia los Valles Tucumanos, escenario de los hechos
 

 

 

 

Luego de haber solucionado parte de los problemas mecánicos que lo detuvieron y haber conseguido que su familia continuara viaje hacia la ciudad, Ángel quedó como él lo relata …”solo en medio de la nada, una oscuridad total, pasaban los autos bajando cerquita mío, y yo en un descanso en la banquina de una curva, solo con mi automóvil, no se veía ni las manos, muerto de frío, con temor que me choquen, que me asalten y que de última me espanten”… sucedió algo totalmente inesperado.

“Tipo diez de la noche me quedé con el auto y tipo once, once menos cuarto, paró la ambulancia y comenzó  el trabajo de parto” nos cuenta con total tranquilidad, días después del momento vivido, y aunque al día de la fecha reina la calma, el suceso ocurrido necesitó de gran valentía y precisión a la hora de actuar.

Una ambulancia se estacionó detrás de él y el chófer le pidió ayuda justamente a quien más lo necesitaba en ese momento,  Carlos Yelma, quien manejaba la ambulancia, ofreció un par de guantes al Comisario que estaba a instantes de transformarse en partero. …”La chica era primeriza, gritaba, imagínate la situación”…

La joven, que venía con su pareja en la ambulancia  no tenía diagnóstico de parto, se suponía que se trataba de dolores agudos de estómago, pero la naturaleza obró por su cuenta y en palabras de Piyiyo: …” gracias que Dios estaba interviniendo y haciendo posible lo imposible, el chico estaba saliendo solo, ella ni fuerza casi hizo, hasta que salió”… pero no todo fue tan sencillo, y aquí se nota la diferencia de quien tiene la pericia para actuar en estas situaciones, nuestro Comisario, devenido en héroe y partero, se tomó el trabajo de revisar que las vías respiratorias del recién nacido estuvieran descubiertas y en una acertada idea, realizó el corte del cordón umbilical con los escasos recursos que contaba en ese momento.

Utilizó los cordones de su calzado, dejó todo en condiciones y abandonó la ambulancia para ir a buscar un cuchillo en su auto, en esos instantes, otro acto del destino totalmente inesperado se llevó a cabo, un joven que se detuvo al ver la ambulancia y casualmente Médico de profesión intervino para realizar el corte, con un cuchillo desinfectado con lo que había a mano y se dispuso a practicar la cisura, pero para sorpresa de todos en lo que no fue una noche nada normal, llovió una novedad más, el Médico era traumatólogo, luego de realizar el corte a fuerza de ser el más idóneo, la situación estaba prácticamente bajo control.

 

 

 

 

 

 

El calzado del Comisario sin uno de sus cordones, utilizados en el trabajo de parto.

“lo instruimos al padre que seguía como ido que vaya a la par de su novia en el traslado y cuidándolo al bebé, dándole calor con su mano y tapándolo al bebé y que le ponga el oxígeno cerca de la boca (ya que no era el adecuado y del tamaño para el bebé) y empezaron a bajar,  donde lo iba a esperar otra ambulancia abajo más equipada y con un doctor”

Después de todo lo vivido, Ángel quedó solo en medio de la ruta y al tiempo regresó su compañero de parto, Carlos, el chófer de la ambulancia, compartieron un brindis con una gaseosa, él continuó su camino y Piyiyo quedó solo, reflexionando sobre lo vivido hacia un par de horas.

“ya no tenía temor, sabía que después de esta bendición que me mandó Dios nada malo me iba a pasar, ya nada me importaba, sabía que Dios ahora me estaba protegiendo como  protegió a ese bebé que fue casi un milagro que viniera al mundo”
Ángel Rodrigo y Carlos Yelma, los parteros.

Alrededor de las 3.00 AM, llegó el auxilio que puso a Ángel Benjamín Rodrigo de vuelta en la ruta con regreso a su casa, luego de haber pasado una noche que no se hubiese imaginado vivir. Pero con la satisfacción de haber hecho lo que debía y ser al menos por un instante un verdadero héroe.

El recien nacido, hijo de Isabel Luna.

REDACCIÓN: VENTANA DEL NORTE