Día del Humorista: por qué se celebra cada 26 de noviembre

Los humoristas argentinos tienden su día de celebración en homenaje a un gran cómico rosarino, Roberto Fontanarrosa. Conocé el origen de esta efeméride.

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Un día como hoy se celebra el Día Nacional del Humorista, en conmemoración al nacimiento del escritor, dibujante y humorista gráfico rosarino Roberto Fontanarrosa. Se lo conoce por ser el autor de las tiras Inodoro Pereyra y Boogie, el aceitoso, clásicos de la historieta argentina.
Esta fecha se celebra todos los 26 de noviembre desde el 2015, cuando se promulgó la Ley 27.100, en recuerdo a Fontanarrosa. Su objetivo es celebrar a todo aquel que utilice el humor como mecanismo para hacer reír a las personas.
 

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Inodoro Pereyra y Mendieta también entre los homenajes0



Roberto Fontanarrosa

En 1971 comenzó a editar sus textos Daniel Divinsky, creador de la editorial De la Flor. En una reciente entrevista, el editor contó su primer encuentro con Fontanarrosa. “Empezó a publicar en la revista Hortensia y en una publicación política, Desacuerdo. Ya me venía gustando su trabajo así que me contacté con él y editamos ‘¿Quién es Fontanarrosa?’. Hasta ese momento, no lo conocía nadie. En el caso del Negro, nos dimos cuenta de la potencialidad que tenía sin calcular el fenómeno en el que se convertiría luego”, repasó Divinsky.

Lo cierto es que el humorista gráfico rosarino se convirtió en una figura de las letras latinoamericanas con sus cuentos sobre fútbol -era fanático de Rosario Central-, o inspirados en las charlas interminables en el mítico bar El Cairo. Además de recopilaciones de sus historietas, publicó 15 libros de cuentos y tres novelas.

Extremadamente humilde, así se definía: “De mí se dirá posiblemente que soy un escritor cómico, a lo sumo. Y será cierto. No me interesa demasiado la definición que se haga de mí. No aspiro al Nobel de Literatura. Yo me doy por muy bien pagado cuando alguien se me acerca y me dice: ‘Me cagué de risa con tu libro’”.

    
Su vínculo con Rosario fue hasta el final. Nunca quiso irse de su ciudad para desarrollar su carrera. “Los rosarinos somos creativos, a falta de paisaje Rosario tiene lindas minas y buen fútbol. ¿Qué más puede pretender un intelectual?”. Esa era la respuesta de Roberto Fontanarrosa cada vez que le preguntaban por qué vivía en Rosario y además agregaba: “Soy, lo confieso, uno de los tantos rosarinos que anhelan, egoístamente, que no seamos millones.”

En los años setenta y ochenta, se lo podía encontrar tomándose un café en sus ratos libres en el bar El Cairo, sentado a la metafórica «mesa de los galanes», escenario de muchos de sus mejores cuentos. Desde los años noventa, la mesa se mudó al bar La Sede hasta la reapertura de El Cairo. Fontanarrosa era un verdadero habitué: “Yo, al cielo, le pondría canchitas de fútbol y un par de bares, porque en el bar estás en tu casa y a la vez estás balconeando la calle”, dijo alguna vez.

En 2003 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, por lo que desde 2006 utilizó frecuentemente una silla de ruedas. El 18 de enero de 2007 anunció que dejaría de dibujar sus historietas, debido a que había perdido el completo control de su mano derecha a causa de la enfermedad. Sin embargo aclaró que continuaría escribiendo guiones para sus personajes.

A pesar de diferentes tratamientos, incluso en el exterior, la enfermedad se lo llevó. Fontanarrosa falleció el 19 de julio de 2007, a los 62 años

fuente: los primeros