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miércoles, marzo 29, 2023
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El 50% de los jóvenes asegura que sus amigos conducirían después de tomar alcohol

Un estudio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial determinó que en la Argentina el 50% de los jóvenes de entre 16 y 30 años asegura que sus amigos conducirían después de tomar alcohol, a pesar de que el 93% sabe que esto aumenta el riesgo de morir en un accidente. Y el 27% admitió que en el último año manejó luego de haber tomado. Con estos resultados, el organismo del Ministerio de Transporte realizó otra investigación para comprender por qué los jóvenes, pese a saber que este comportamiento atenta contra su propia vida y la de los demás, aún así deciden seguir con conductas riesgosas.

El estudio se hizo a 12 grupos en todo el país con jóvenes conductores de vehículos de ambos sexos y diferentes niveles socio-económicos. La investigación demostró que, a pesar de poner en riesgo su vida, para los jóvenes el tema del alcohol asociado a la conducción no es una preocupación.

“Esto se debe a que los jóvenes son más propensos al comportamiento impulsivo y a la búsqueda de emociones que los adultos, ya que la parte del cerebro que regula los impulsos es la última en desarrollarse y, por lo tanto, durante la juventud funciona con menos eficiencia que otras partes del cerebro”, detalla el informe.

Entre marzo y noviembre del año pasado, se realizaron en el país controles de alcoholemia a 21.500 conductores en 14 municipios de ocho provincias. Sus resultados demostraron que los jóvenes presentaron alcoholemias positivas en un 58% más que los adultos, lo que confirma que los jóvenes se encuentran más dispuestos a exponerse a riesgos que el resto de la población.

Esta falta de reconocimiento de que conducir alcoholizado es un peligro al que someten su vida y la de los demás, responde a tres razones fundamentales. En primer lugar, en los jóvenes predomina un sentimiento individual de excepción que se acompaña de la creencia de poder controlar los efectos del alcohol en el cuerpo. En este sentido, se minimiza la percepción del riesgo de sufrir un accidente.

En segundo lugar, los jóvenes le atribuyen al alcohol un rol esencial en su vida social, sobre todo en las salidas nocturnas: “el consumo de alcohol es un hábito arraigado con origen en la adolescencia que está presente prácticamente en todos los momentos de sociabilidad”, señalan. Finalmente, “los jóvenes no sienten miedo de sufrir el control o la sanción por conducir bajo los efectos del alcohol, lo que genera que no perciban un costo al hacerlo”.

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