El martes se celebra el Día Nacional del Mate, aunque en la industria yerbatera aseguran que no hay muchos motivos para festejar.
Con un consumo golpeado y nuevos controles oficiales, incluyendo la última resolución oficial que busca regular la presencia de palo y polvo en los paquetes de venta al público.
“Hoy el sector industrial yerbatero se encuentra pasando un momento difícil. La yerba mate forma parte de la canasta básica familiar de los argentinos y por eso está dentro de los ‘productos cuidados’. Por un lado, la industria debe pagar valores mínimos fijados por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), y por el otro nos ponen precios máximos a nuestro producto, sumado a este contexto inflacionario se nos dificulta mucho poder trabajar. Estamos haciendo un esfuerzo enorme para seguir abasteciendo el mercado con yerba mate, ya que actualmente nos encontramos con rentabilidad negativa en nuestro producto, esto también se refleja en las exportaciones porque al tener un tipo de cambio de divisa bajo también nos complica a la hora de exportar”, resume Germán Horrisberger, director por la industria yerbatera ante el INYM, quien regula la actividad.
“Hoy estamos complicados porque no podemos trasladar los incrementos de los costos, por lo que en el mediano plazo eso va a provocar el cierre de los molinos más pequeños”, aclara Horrisberger.
Con respecto al consumo aclara que si bien ha caído un poco con respecto al mismo período del año pasado todavía no tienen datos precisos, aunque se ha registrado una merma de 5 millones de kilos para mercado interno, lo que implica una baja del 2,5 por ciento.
Héctor Chemes, director comercial de Sociedad Argentina de Nuevos Emprendimientos (Sanesa), coincide con que el sector se encuentra en una situación crítica por ser la única actividad regulada donde se fijan los precios de la materia prima de manera semestral y obligatoria, y por otro lado todavía rigen los Precios Máximos.
Esto, sostuvo, complica seriamente a la industria que no puede trabajar indefinidamente a pérdida. Esto se agrega con los efectos climáticos, como el de la Niña, que genera seca y limita las producciones futuras.
Molinos Río de la Plata, la empresa de alimentos del grupo Pérez Companc, tiene dentro de su portfolio la categoría de yerbas.
“Para nosotros este producto es estratégico por la importancia que tiene para el consumidor argentino. Tenemos marcas emblemáticas, como Nobleza Gaucha, Cruz de Malta y Chamigo. Cruz de Malta, presente en el mercado desde 1874, fue la primera marca de yerba envasada en la Argentina”, cuenta Diego Pistone, director ejecutivo del Negocio de Alimentos en Molinos Río de la Plata.
Según Pistone este producto es masivo y estable, con alcance a todo tipo de hogares en todo el país.
“La categoría de yerbas es muy particular, ya que forma parte de la idiosincrasia nacional. Si bien la crisis sanitaria del Covid-19 nos planteó ciertos cambios de hábitos y mayores cuidados como consumidores, el consumo de yerba mate pudo sostenerse a lo largo de este año”, aclara.
La historia de CBSé nace en 1978 en un garaje familiar en la ciudad cordobesa de San Francisco. Su fundador, Florentino Orquera, junto a su esposa, María Amelia Elizagaray, fueron pioneros en yerba mate con agregados de hierbas, y hoy en día están presentes en siete países y producen unas 24.000 toneladas de yerba al año.
En 1997 lanzaron la categoría de yerbas saborizadas con su famoso jingle “CBSé saborizada” y hoy el portfolio tiene 18 productos que incluyen desde las y yerbas endulzadas, otras con mezclas con hierbas hasta la variedad con guaraná o funcionales que aportan vitaminas.
En la actualidad, al frente de la empresa están los hijos del fundador, Sol Orquera y Juan Lorenzo. Esta empresa emplea a 236 personas en seis provincias.
CBSé llega a 16 países de todo el mundo, entre los que se encuentran Chile, Estados Unidos, Bolivia, Perú, México, Australia, Canadá, Francia, España, Italia, Rusia, Polonia, Israel y Reino Unido, entre otros. En 2019 exportó 700.000 kilos de yerba mate.
Con respecto al cambio en el consumo, frente a este contexto, Sol Orquera, CEO de CBSé, cuenta que de los 40 gramos promedio que se utilizaban en una ronda de mate compartido entre dos o tres personas, se pasó a consumir aproximadamente 120 gramos, porque cada persona tiene su mate.
“Además, como mucha gente trabajó y sigue trabajando desde la casa, hay más colaciones a lo largo del día. Sin embargo, desde los kilos vendidos, no se refleja un aumento considerable”, señala.
Durante el inicio de la pandemia, CBSé decidió enfocar sus recursos en el canal de e-commerce mejorando la experiencia del consumidor a la hora de adquirir el producto de manera online.
“Esto permitió, a su vez, incorporar nuevos canales de distribución que se vio reflejado notoriamente en el aumento de ventas del 400% por este canal. Los principales proyectos tecnológicos realizados en el último año fueron principalmente de comunicación, seguridad e interconexión con todas nuestras locaciones, distribución y control de información”, asegura la CEO de esta compañía.
Sobre el panorama a futuro, Orquera dice que el esquema de precios controlados en ambos extremos -compra y venta- condiciona los planes de crecimiento de la compañía.
“Para nosotros el gran desafío hoy es tratar de mantener la relación precio-calidad que el consumidor merece y por la cual siempre hemos trabajado. Además, queremos abrir más mercados en Oriente y sumar productos novedosos para comercializar en el exterior para llevar la identidad de la marca alrededor del mundo”, sostiene.
¿Qué desafíos vendrán después de la pandemia? Orquera estima que las personas serán mucho más exigentes en sus consumos diarios, haciendo foco en su bienestar. “Y al ser la yerba mate una infusión que favorece esta premisa, deberemos cumplir con las expectativas de calidad que el consumidor espera de CBSé”, dice.
Sanesa, otro jugador importante de este sector, inició sus actividades industriales en 1993 en la ciudad de Oberá, provincia de Misiones, y aunque al inicio producía sus marcas -Natura y Hurlingham-, con el tiempo fue incorporando también el servicio para marcas de terceros tanto para clientes nacionales como regionales y exporta té hacia varios países.
“Estamos atravesando una situación compleja. Tenemos personal de riesgo que no está trabajando desde mediados de marzo, los costos se incrementan mes a mes pero no pueden ser trasladados al precio, lo que genera factores de presión extra para el desarrollo de la actividad normal. En nuestro caso en particular hemos tenido que frenar un fuerte plan de inversión que teníamos proyectado”, reconoce Chemes.
De todas maneras, cuenta que continuaron con su plan para desarrollo de unidades de mayor productividad y de aplicación de inteligencia artificial. “Hemos decidido continuar, pero a un ritmo menor, porque sabemos que invirtiendo es la única manera de crecer en períodos de crisis”, aclara.
Para el directivo de Sanesa el futuro de esta actividad presenta varios desafíos: desarrollar rápidamente nuevas formas de consumo de yerba mate y participar en distintos productos no tradicionales.
“Nuestra empresa está convencida de que el mercado externo no podrá crecer en base al mate tradicional, será necesario pensar alternativas para nuevos consumidores. Otro aspecto para solucionar dentro de nuestra actividad será el fuerte endeudamiento del sector que realizó en los últimos años y ha llegado a niveles preocupantes. Y, por último, observamos que se incrementan las comprar a través de Internet, algo que es totalmente nuevo para nuestra industria y aún no tiene resuelto”, resalta.
Frente a los que aseguran que este producto aumentó mucho o es caro, Chemes aclara que no existe otra bebida que pueda compararse con la yerba mate.
“Es natural, energizante y económica. Basta con tener en cuenta que un kilo de yerba rinde 20 litros de infusión, y cuesta $235, es decir $11,75 el litro. No existe sustituto o bebida más económica. Sale más caro el litro de agua caliente que venden en la estación de servicio que la yerba. Por lo general se consumen dos kilos al mes por familia. Pero deben tener en cuenta que se debe cosechar la yerba, estacionarla durante varios meses, molerla y luego envasarla y distribuirla”, resume.
Antes de concluir el ejecutivo de Molinos Río de la Plata destaca: “El mundo de las infusiones cambió con la pandemia, ya que el consumo se concentró dentro del hogar. Hoy el ‘cada uno con su mate’ se convierte en una consigna adoptada por toda la industria de acuerdo con las recomendaciones sanitarias. Creemos que es algo que el mediano plazo se sostendrá en la categoría, pero habrá que ver qué pasa en el largo plazo, ya que compartir el mate es algo muy propio y arraigado a las costumbres argentinas”.
Fuente La Nación