El dólar suma presión al nuevo aumento en tarifas de gas

A medida que se modifica el tipo de cambio, crece la deuda de distribuidoras con petroleras por el producto consumido entre abril y setiembre, que se va a trasladar al público.

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La inestabilidad cambiaria de los últimos días empeoró la ya complicada negociación del Gobierno con petroleras y distribuidoras sobre el aumento a aplicar en las tarifas de gas a partir del 1 de octubre. Por esa situación se estima que se llegará a las audiencias públicas de la semana próxima con números tentativos y que recién hacia fines de setiembre el Enargas delineará los cuadros tarifarios definitivos.

En ocasiones anteriores hubo algunos aspectos indefinidos en las presentaciones, como por ejemplo, el índice de ajuste semestral para los segmentos de transporte y distribución, que se termina cerrando cuando el INDEC informa el IPIM correspondiente al último mes del semestre (en este caso agosto).

Pero para las audiencias que se harán el 4 y 6 de setiembre falta definir a qué tipo de cambio se tomará la deuda que las distribuidoras tienen con las petroleras por el gas ya distribuido a los usuarios entre abril y setiembre, y qué valor del dólar se estimará para octubre-abril.

Por la complejidad de esta situación y el anuncio del ministro de Energía, Javier Iguacel, en cuanto a que el aumento al público será del 25% a partir de octubre, todavía hasta ayer el Enargas no había publicado el material de consulta de distribuidoras y transportistas para las audiencias, que normalmente está en el sitio del organismo tres semanas antes de las audiencias.

Lo primero que se está discutiendo es la deuda de las distribuidoras con las petroleras por el gas entregado entre abril y setiembre. Las primeras están pagando el producto desde abril a un dólar de $20,345, pero como por las normas vigentes, debe considerarse el tipo de cambio anterior al día de pago, se acumula una deuda que se va a ir redefiniendo cada vez que se haga un desembolso según el valor del dólar más los intereses correspondientes.

El interrogante es además cómo se hará el traslado a tarifas. Se habla de que ese retroactivo se aplicará en cuotas desde octubre hasta fin de 2019, pero no se sabe si se congelará una cifra, a cuenta de una futura compensación, o si la deuda se va a ir adecuando mes a mes al valor del dólar y de la tasa de interés.

Según explicó Metrogas en el último balance, “de haberse registrado el efecto asociado a las diferencias de cambio por la compra de gas de enero a junio, esto hubiese generado un mayor ingreso de $969,3 millones en la línea de ingresos ordinarios”.

Esa cifra es la que faltaba trasladar a los usuarios sin intereses al 30 de junio con el valor del dólar de esa fecha entre $28 y $29. Con un tipo de cambio superior a $31, la deuda a pagar por el público ya aumentó más del 8%, y todavía falta computar el gas de julio, agosto y setiembre.

El total de la deuda sin intereses que las distribuidoras de todo el país deberían trasladar a tarifas superaría ya los $15 mil millones, e implica un encarecimiento de más del 54% en el precio del gas consumido entre abril y setiembre a un dólar de $31,5 y sin intereses. (El precio del producto equivale al 40% del total de la factura aproximadamente).

La segunda cuestión a definir es el precio de gas de octubre a abril. Las distribuidoras tenían firmados contratos con las petroleras a un valor de u$s5,20 por unidad de medida (millón de btu) desde octubre, siguiendo la tablita ascendente de Juan José Aranguren.

Hasta ahora, la aspiración de máxima del Gobierno es que esos contratos se renegocien a un valor de u$s3,60, lo que con un dólar de $31,5, equivale a $113,4, con un alza de alrededor del 20% con relación a lo efectivamente cobrado en las facturas hasta el 30 de setiembre.

Pero el precio del gas no se calcula según el último tipo de cambio sino según el valor del dólar estimado para octubre-abril, lo cual es actualmente una incógnita para los analistas económicos. Si se tomara un valor de $35, el aumento en el valor del gas llegaría al 32% con respecto al precio incluido en las tarifas hasta el 30 de setiembre.

Todo esto significa que la dolarización del gas, como la de la energía eléctrica y los combustibles, se está convirtiendo en uno de los mayores problemas por la persistente devaluación. Sin embargo, las petroleras no van a aceptar un cambio en esa regla. Se cree que van a terminar pactando atenuantes inmediatos, y pedirán compensaciones futuras.

Además, en las tarifas a pagar desde octubre, la parte que corresponde a transporte y distribución (otro 40% de la factura) se debe ajustar por precios mayoristas. Si se estima una moderada alza del 3% en agosto, esa parte de la boleta se ajustará un 14% considerando solo la mitad del avance del IPIM registrado desde marzo, y el traslado en cuotas del 14% restante.

FUENTE: ÁMBITO