“Anunciar un acuerdo con el FMI cuarenta y ocho horas antes de que cierre el mercado de futuros, es como llamar a los gritos a un amigo que está en la tribuna de enfrente, mientras juegan River y Boca. Nunca te va a escuchar“. La frase del operador es la explicación más clara de por que se disparó el dólar, mientras el presidente Mauricio Macri anunciaba el acuerdo de financiación de la deuda hasta fines de 2020.
La historia comenzó a fines de julio cuando el dólar cotizaba a $28,30 para fin de agosto. El Banco Central había secado la plaza, subido las tasas y se esperaba un dólar tranquilo. En el mercado mayorista la divisa estaba a $27,41 y tendencia a la baja.
Pero la tranquilidad duró dos semanas. Subieron los encajes de los bancos, fracasó la licitación de títulos que se le ofrecieron a los bancos y el clima cambió y se disminuyó primero y luego se eliminó, la subasta diaria de dólares.
El martes 22 el dólar a fin de mes, cerró a $29,95, el mismo precio que tenía el 13 de agosto. Los que estaban vendidos a $28,30 no se preocuparon: era una pérdida que se podía asumir.
Pero el miércoles 23, la moneda se dio vuelta y superó los $30. Los que estaban vendidos tuvieron miedo, pero no se animaban a cerrar la posición comprando lo que habían vendido, con la esperanza de que el dólar encontrara un techo y esperando alguna intervención del Banco Central para calmarlo. La aceleración que tuvo a partir del lunes pasado, los dejó sin capacidad de reacción. En dos días el dólar aumentó 13%. Las pérdidas había que asumirlas y entre el martes y miércoles salieron a comprar agrandando la demanda y cavando su propia tumba. El dólar a fin de agosto ahora vale $34. Como el monto mínimo a jugar es de USD 100 mil dólares, el que se vendió a $28,60 deberá pagar la diferencia con $34. Es decir, deberá poner de su bolsillo $540 mil. Cabe aclarar que el que juega USD 100 mil dólares es un inversor pequeño. Las jugadas más habituales son de USD 1 millón.
El destino del dólar quedará definido el viernes, después de que se hayan cancelado los contratos de futuro. Es inimaginable una trepada diaria como la del miércoles. El Gobierno tiene fichas para jugar, pero si lo va a hacer tan mal como el anuncio del FMI, no tiene chances de hacerlas valer. “Es como jugar el ancho de espadas en la primera mano, siendo mano. No ganás, a menos que tengas también el ancho de bastos“, dijo otro operador para definir en términos del truco la estrategia gubernamental.
FUENTE: Infobae