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jueves, diciembre 26, 2024
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Hablar con los animales: el curioso método que propone la ciencia

Quien tiene la suerte de convivir con perros, gatos u otros animales domésticos de compañía puede advertir la gran capacidad de comprensión que tienen cada vez que un ser humano quiere comunicarse con ellos. Son notables las expresiones y movimientos que los animales realizan cuando un humano les habla, lo que deja entrever sus habilidades para entender aquello que se les quiere comunicar.

El lenguaje es el rasgo más único y distintivo de los seres humanos y sigue siendo un “misterio” para la teoría evolutiva. En este contexto, un estudio propone acortar la brecha entre la comunicación humana y animal, demostrando que las especies animales no humanas también utilizan el mismo sistema de los turnos para hablar.

Aunque animales como los caninos o los felinos distingan ciertas palabras de sus dueños, otros animales también tienen la capacidad de hacerlo. De hecho, la investigación publicada en The Royal Society explicó que es la base de la comunicación humana; la toma de turnos y la espera para dialogar es la clave para poder comunicarse con otras especies.  

En este contexto, la veterinaria y especialista en etología clínica María Virginia Ragau comentó que no es ninguna novedad que los animales de compañía entiendan a los humanos y quieran manifestarse también. “Son especies sin capacidad verbal, es decir que no se comunican a través del lenguaje pero que pueden manifestarse a través de la comunicación de tipo visual, olfativa, auditiva y táctil, tanto entre individuos de una misma especie como entre algunas de estas especies con el humano”.

“Un claro ejemplo de esta situación es la mirada que tiene el hombre hacia el animal; si es directa y persistente puede indicar un desafío; en cambio, si el hombre mira al animal hacia la cola, hacia el lomo, esto indica dominancia o si lo mira hacia el costado, neutralidad. Definitivamente las mascotas entienden cuando el dueño está contento o no con ellos“, describió la especialista.

Sin embargo, el estudio explicó que el humano no debe intentar que los animales entiendan cada una de las palabras sino que los animales podrían interpretar las oraciones y el contexto.  Y es que los lenguajes se diferencian en todos los niveles de construcción, desde los sonidos de cada palabra y letra hasta la sintaxis, pasando por los significados que implican una complejidad, flexibilidad y expresividad sin igual, combinados con una variación intergrupal sin precedentes.

Asimismo, el estudio también diferencia algunas especies de otras y explica que, por ejemplo, los anfibios evitan interrumpirse cuando se comunican. Es decir que esperan a que uno termine de hablar para darle la palabra al otro, por lo que establece un precedente en las conversaciones de este tipo de animales no humanos.

“Es importante entender que los animales domésticos tienen tres maneras de comunicarse con sus dueños: la comunicación auditiva, relacionada a los manifiestos del animal, como ladridos, aullidos y llanto; la olfativa, muy desarrollada en los animales y que interviene en la comunicación entre personas; y, por último, la visual, y que tiene que ver con las posturas”, enfatizó la profesional.

La investigación se llevó a cabo en cuatro especies diferentes: aves, mamíferos, insectos y anuros  (ranas y sapos) (Getty Images)

En cuanto al tono de voz que utilizan los seres humanos para hablar con sus mascotas, a pesar de que estos no puedan responder con una comunicación verbal va a tener importancia. “Será en cuanto a la forma de hablar de su dueño, en la entonación, la duración y la intensidad de la voz”, concluyó Ragau.

En conclusión, la investigación se llevó a cabo en cuatro especies diferentes: aves, mamíferos, insectos y anuros (ranas y sapos) para poder entender cómo se comunican entre ellos, compararlos con la comunicación verbal que tienen los humanos y entre los humanos y los animales, con el fin de acortar la brecha entre los animales y las personas y así lograr el entendimiento entre especies respetando los turnos. 

Fuente: INFOBAE

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