El consumo en las grandes cadenas de supermercados registró una caída de entre el 5% y el 6% en enero, según fuentes del sector. A pesar de la desaceleración de la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y el aumento del gasto en servicios continúan afectando el consumo masivo.
Este retroceso se suma a un 2024 marcado por fuertes caídas interanuales. En diciembre, el consumo masivo se desplomó un 18% y cerró el año con un descenso acumulado del 13,9%. Con una base de comparación baja, el hecho de que las ventas no logren un repunte es una señal negativa para la economía.
Mientras tanto, las compras en el exterior aumentan impulsadas por la apreciación del peso. En enero, el uso de tarjetas de crédito para gastos en dólares alcanzó un récord de 864 millones de dólares, sin contar otros métodos de pago como PIX en Brasil.
A pesar de la baja en la inflación, los hogares destinan cada vez más ingresos a servicios esenciales, cuyos costos subieron por encima del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Esto deja menos margen para la compra de bienes de consumo masivo en supermercados.
